sábado, 20 de octubre de 2018

Filosofía Helenística

De este modo llegamos al final del recorrido por la Historia de la Filosofía Antigua, con la filosofía helenística, dando por cerrado este ciclo que nos introduce en las ideas generales que componen el grueso del pensamiento griego. Como periodo, la filosofía helenística comprende los siglos IV, III y II a.C (desde el periodo IV, en el año 323 a.C, con la muerte de Alejandro Magno; y el siglo II, con la invasión de los romanos a Macedonia, en el año 148 a.C). La filosofía helenística compone una estructura de pensamiento diferenciada de las tradiciones filosóficas establecidas por Aristóteles y sus antecesores. Este compendio del pensamiento surge a partir de preocupaciones por problemas éticos, dirigidos a solucionar en alguna medida la situación política en la que se encontraba la Antigua Grecia. 

Al morir Aristóteles, se fundan las escuelas que componen este periodo de la historia de la filosofía. Entre estas escuelas tenemos:

Los Estoicos

Zenón de Citio. Paolo Monti, Servicio fotográfico, Napoli, 1969. Fuente: Wikicommons.

El fundador de esta corriente filosófica es Zenón de Citio, cuya vida transcurrió entre los años 335 a. C hasta 263 a. C. Su nombre deriva del término Stoa. Se sabe que sus encuentros eran en los pórticos de las casas. Como corriente, los estoicos se dividen en tres periodos, cada uno con su respectivo representante:

El primer periodo, o periodo antiguo del estoicismo, parte del siglo IV al siglo II a. C. Sus representantes son Zenón de Citio y Crisipo. El segundo periodo, o periodo medio, se desarrolla en el siglo II a C. Su representante es Posidomio. El tercer periodo, o reciente estoicismo, es el movimiento que se gesta en la época del Imperio Romano. Sus representantes son Séneca, Epicteto y Marco Aurelio.

[…] Epicteto (50-125 d.C) afirma que el bien y el mal existen en el interior del hombre y define la libertad como la capacidad de dominio de sí mismo que garantiza la no dependencia con respecto a lo exterior (Orozco, p. 63).
La filosofía de los estoicos se caracteriza por unos rasgos de panteísmo y materialismo. Para éstos, al igual que las demás corrientes que veremos a continuación, lo real es de naturaleza corpórea, sensible, lo cual implica el cuerpo. Para el caso de los representantes del primer estoicismo, el criterio para validar el conocimiento es la experiencia.

En sus reflexiones abarcan la discusión sobre el principio generador de las cosas, y se sienten conformes con la teoría de los cuatro elementos: aire, fuego, agua y tierra. Idea principalmente defendida por los estoicos Zenón de Citio y Crisipo. De este modo, los estoicos establecen una vida en relación con la naturaleza, en la cual el fuego ocupa el lugar superior respecto a los demás elementos.

También se plantean la pregunta por el alma, por lo ético y por la virtud. Comprenden el alma como algo microcósmico, que carece de inmortalidad individual. En cuanto a sus postulados éticos, los estoicos conciben al ser humano como un ser autosuficiente, cuya vida se rige por la voluntad de su razón propia; sin embargo, esta empresa no es alcanzada por todos los hombres, sino por aquellos que alcanzan un grado más elevado de sabiduría, ya que esto se encuentra complementado por alcanzar un estado de serenidad (apaceia). Es decir, el sabio no se deja turbar por impulsos, no se excita ante la fortuna, el dolor no lo abate, tiene el control sobre las pasiones. Así mismo, la felicidad es alcanzada a través de una vida ética.

El Epicureísmo 

Grabado de un busto de Epicuro en la Villa de los Papiros. Fuente: Wikicommons.

Epicuro es el fundador de esta doctrina de pensamiento. Nacido en el año 341 a. C y fallecido en el año 270 a. C. “Según Epicuro, el bien y el mal se originan en las sensaciones.” (Orozco, p. 61). Para los epicureistas, el fin de la filosofía era obtener, mediante actos éticos, el bienestar del ser humano. La filosofía de Epicuro establece que ser sabio es saber calcular los placeres, sus límites, pues solo así es posible disfrutar de los placeres sin ser dominado por ellos. Del mismo modo, la felicidad se halla en el goce moderado de los placeres sensibles, sin caer en el dolor que implica perder el control sobre los mismos.

Epicuro plantea que la naturaleza de los placeres está el cuerpo, de él provienen. Sin embargo, distingue los placeres espirituales, que son aquellos que provienen de las facultades del alma. Las propiedades de éstos, a diferencia de los anteriores, son la durabilidad y la superioridad. Del mismo modo, distingue entre placeres positivos y placeres negativos. Los primeros son aquellos para los cuales se requiere esfuerzo, pues satisfacen una necesidad. Por su lado, los segundos placeres no satisfacen necesidad alguna, por ello, no requieren esfuerzo. Epicuro: “Aconseja meditar para acertar en el escogimiento de aquellos placeres que no producen dolor en el cuerpo ni turbación en el alma.” (Orozco, p. 61).

Epicuro distinguen tres tipos de deseos: 1. Naturales y necesarios; 2. Los naturales, pero no necesarios; y 3. Los no naturales ni necesarios. Respecto a la felicidad, Epicuro establece que ésta se haya en la tranquilidad, y si el placer turba la felicidad, entonces se recae en un estado de sosiego no propio de la virtud, por ello, el placer debe ser moderado mediante la sabiduría.
Los Escépticos

La escuela de los escépticos es fundada por Pirrón, en el año 300 a. C. Para hablar de los escépticos, es también necesario mencionar tres periodos de división, y del mismo modo, tres grupos de representantes distintos.

En la primera etapa, o primer grupo de escépticos, conformada por Giorgias, se plantea la necesidad de dudar de la capacidad humana para alcanzar la verdad. En este periodo se establece que el conocimiento es subjetivo, promovido por la opinión y la percepción, de modo que es imposible para el verdadero sabio dejarse llevar por esto, por lo cual, es necesario afirmar que no existe el verdadero conocimiento, o en todo caso, es imposible alcanzarlo.

La segunda etapa, o segundo grupo de estoicos, representado por Pirrón de Elis. En este periodo se sigue cuestionando la capacidad del ser humano de alcanzar el conocimiento verdadero, pero, además, también se duda de la capacidad de distinguir lo falso de lo verdadero, razón por la cual el ser humano no alcanza a discernir con claridad sobre una vida ética con valores morales adecuados.

La tercera etapa, o etapa nueva, representado por Sexto Empírico. Los escépticos radicales van a sostener que no se puede juzgar sobre nada, que no hay manera de afirmar o negar algo con plena seguridad. En este periodo, el escepticismo se radicaliza y se afirma que ya nada es posible de ser conocido. Los aspectos en los que acobija la divinidad y la existencia de dioses son puestos en duda, de igual forma la moral humana y las doctrinas de comportamiento ético, pues no hay nada que esperar del ser humano.

Referencias bibliográficas

Orozco, Á. (1994). El saber filosófico. Barranquilla: Ed. Cultura Caribe.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Aristóteles


Aristóteles nace en el año 384 a.C en la ciudad de Estagira (Antigua Grecia), y muere en el año 322 a.C. Se destaca como figura importante no solo en filosofía, sino también en matemáticas y lógica. Se cuenta a Aristóteles entre los discípulos de Platón, siendo integrante de su Academia hasta el día de su muerte. Aristóteles se desliga de la influencia del pensamiento de Platón, en especial en lo concerniente a la Teoría de las ideas. Posteriormente funda el Liceo.

Busto de Aristóteles, que se halla en el Palacio Altemps, Roma. en mármol, copia romana de un original griego de Lisipo ( ca. 330 aC ); el manto de alabastro es una adición moderna. De la colección Ludovisi. Tomado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Arist%C3%B3teles

Los temas centrales que aborda Aristóteles son la ética, la justicia, la fortaleza, la honestidad y la prudencia. Con su pensamiento, las reflexiones de la filosofía alcanzan un alto grado de refinamiento. Para Aristóteles, de todas las virtudes, la justicia es la más importante; como virtud, es el principio central en la búsqueda de la felicidad. La plenitud y la realización del ser humano se logran mediante un proceso guiado por la realización correcta y medida de las virtudes.


Geometría, (1565), Frans Floris. En: Museo Británico, Tomado de: http://www.britishmuseum.org/research/collection_online/collection_object_details.aspx?objectId=1521721&partId=1&people=125020&peoA=125020-2-23&page=1

Respecto a la teoría aristotélica del acontecer político, tenemos que éste parte del principio de que el hombre es por naturaleza un ser sociable. Por tanto, de esta sociabilidad se desprende, además, que el hombre sea un animal político. Tal naturaleza política lleva al hombre a buscar las formas de organización o de gobierno que propicien su desarrollo y bienestar. Ciudad es, según la visión aristotélica, la comunidad perfecta para un gobierno. Sus miembros se organizan según las actividades por ellos desempeñadas, de tal manera que en esta ciudad los esclavos realizaban aquellas actividades consideradas inferiores. Los hombres libres se dedicaban a menesteres más dignos, tales como el cultivo del saber y el gobierno de la polis. Para la formación perfecta del Estado, Aristóteles establece lo que denomina las formas puras e impuras del gobierno. En primer lugar, contamos con la monarquía, la aristocracia y la democracia moderada. Luego, afirmando que la desmesura de estas tres formas da lugar a sus contrarias, establece las segundas formas de gobierno, las impuras, que son: la tiranía, la oligarquía y la demagogia. Así mismo, plantea que en todo gobierno existen tres ramas de poder: el deliberante, el magistrado y la judicatura.



School of Aristotle, (1883-1888), Fresco by Gustav Adolph Spangenberg. Tomado de: https://www.historytoday.com/edith-hall/aristotle-making-mind

Para Aristóteles, la tarea de la filosofía es la búsqueda de las causas de las cosas o el por qué estas son producidas y de dónde extraen su existencia. Como ciencia de las cosas, la filosofía debe hallar, en el mundo sensible, en la experiencia, la razón de ser de las cosas. Sostiene que es inconcebible la existencia de las ideas innatas, pues la percepción sensible de las cosas particulares es anterior a la idea que de ellas el hombre se forma. Para el filósofo estagirita, el movimiento no tuvo comienzo, y tampoco tendrá fin. Por consiguiente, es eterno. La eternidad del movimiento se explica a partir de la naturaleza del tiempo. El tiempo es el que mide el movimiento y no tiene ni principio ni fin. Todo movimiento tiene su origen en un término a la vez motor y móvil que se mueve a sí mismo y que comprende indiscutiblemente dos partes: una inmóvil y otra automotriz, móvil. Concibe la causa de algo como aquello que da razón suficiente de su ser y su movimiento. Distingue cuatro causas: 1. Causa material o materia de la que está hecha la cosa. 2. Causa formal o forma que posee la cosa. 3. Causa eficiente o agente de la producción. 4. Causa final o la finalidad con que se hace algo.



Aristotle teaching Alexander the Great, (1866), Charles Laplante (1837–1903). Tomado de:https://es.wikipedia.org/wiki/Arist%C3%B3teles#/media/File:Alexander_and_Aristotle.jpg 

En el libro tercero de su obra Ética a Nicómaco, Aristóteles sostiene que los actos se dividen en dos: voluntarios e involuntarios. Define que se tiene como involuntarios a aquellos actos por cuya causa se tiene un factor externo en el cual no colabora el sujeto. Existen actos de los cuales se duda si son voluntarios e involuntarios, a saber, los actos mixtos, pues estos suceden por un factor externo pero que se elige obrarlos, por lo tanto, el agente ignora todas las circunstancias del acto. Por otro lado, los actos voluntarios son llevados a cabo por iniciativa propia, movido principalmente por el deseo, ahí, el agente conoce todas las circunstancias y elige el modo de obrar.

Los elogios surgen cuando el acto voluntario, por ejemplo, de soportar dolor, conduce a buenas cosas, mientras que el reproche es dado a aquellos actos que no conducen a nada. En general, los actos involuntarios producen dolor, mientras que aquellos que son voluntarios producen placer. Existen unos actos llamados no-voluntarios que son aquellos que no son movidos por algo externo, pues en ese caso serían actos involuntarios, forzosos; en los actos no-voluntarios el agente es ignorante, precisamente porque no experimenta gusto al realizarlo y porque no se siente afligido. Difieren, con esto, dos modos el obrar, por un lado se tiene el obrar por ignorancia y por el otro el obrar en ignorancia. La elección, que parece un acto voluntario, es menos amplia, puesto que en ella no participan tantos agentes como en el acto voluntario, en el cual participan, por ejemplo, los niños y los animales.

Según Aristóteles, la elección no puede ser confundida con el deseo, puesto que éste es de aquellas cosas que no se pueden alcanzar, mientras que la elección es de aquellas que se pueden hacer por uno mismo; es decir, el deseo es el fin, mientras que la elección es el medio a conseguir el fin, aquello que depende de nosotros. Dado que no todo lo voluntario es objeto de elección, entonces hay cosas que deben ser deliberadas, es decir, algo que luego de ser razonado es elegido en lugar de otra cosa. A raíz de esto, se pregunta Aristóteles: ¿Sobre qué cosas se delibera?

Aristóteles afirma que no se delibera de las cosas eternas, tampoco de aquellas que estando siempre en constante movimiento se producen siempre de la misma manera, ni de las cosas azarosas. Dice que se delibera solo de cosas que dependen de nosotros, como lo son las cosas que conducen a los fines. La deliberación tiene un objeto similar a la elección puesto que se elige luego de que se delibera. Por consiguiente, toda deliberación conduce a una elección, y toda elección es un acto voluntario ya que el deliberar sobre el modo conduce al fin que es objeto de deseo. Y si en dependencia de nuestra deliberación está el elegir, entonces depende de nosotros obrar cuando es requerido y no obrar cuando no es requerido.

Referencias bibliográficas

Aristóteles. (IV a. C.). Ética a Nicómaco. Alianza. Editorial, S.A., Madrid, primera edición: 2001, octava reimpresión: 2011. Traducción, introducción y notas: José Luis Calvo Martínez.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Platón


Platón, sin duda una de las figuras más importantes y significativas del bagaje histórico de la filosofía, nació en Atenas en el año 427 a. de C; murió en el año 348 a. de C. Fue, además de discípulo, uno de los más fieles recopiladores y reproductores del pensamiento de su maestro Sócrates, a quien dedica parte de su escritura filosófica. Ejemplo de esto es el dialogo Apología de Sócrates, en la cual narra el juicio en contra de Sócrates, en donde se decide condenarlo a muerte por cicuta (Ver entrada sobre Sócrates).
Busto de Platón, Pieza del siglo IV d.C. Copia romana de un original griego. Museo Pío-Clementino del Vaticano, Tomado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Plat%C3%B3n

El pensar filosófico de Platón se encuentra encaminado hacia la reflexión de temas como el ser, la moral y la ética, la política, la teoría del conocimiento y el alma. Los aportes más significativos de su pensamiento se encuentran en su teoría del mundo de las ideas. Plantea que existen cosas corpóreas e incorpóreas, que ambas son (de manera distinta) captadas y comprendidas por el ser (el cual entiende como todo aquello capaz de sentir, actuar y experimentar). Entre las cosas incorpóreas, se tiene la virtud, idea que ocupa un lugar importante en sus escritos.

En varios de sus diálogos, se plantea la pregunta por el modo de alcanzar la virtud. Para ello, Platón sostiene la necesidad de alcanzar principalmente el bien y la justicia. Además, dice que para alcanzar el bien, es necesaria una mezcla equilibrada de placer e inteligencia, y que cualquier exceso en alguno de los polos es imperfección. Platón establece la existencia de cinco grados del bien, en el primer grado se encuentra la moderación; en el segundo grado, la proporción; en el tercer grado, la inteligencia; en el cuarto grado, las opiniones rectas, la ciencia; y en el quinto grado los placeres puros.

Rafael Sanzio, (1483-1520). La escuela de Atenas.

La concepción política de Platón se encuentra influenciada por el periodo político que vivía Atenas; consideraba que hay hombres que nacen para gobernar y otros a quienes hay que reforzar con educación, mediante la cual es posible también enseñar la justa medida de las cosas. Como mencionamos, la concepción de los dos mundos de Platón es una de sus aportes más significativos; esta teoría afirma que existen dos realidades separadas, que se diferencian y se contraponen entre sí: realidad de los objetos y realidad de las ideas.

En el mundo de los objetos se encuentran todas las cosas que conocemos en un estado de mutabilidad, apariencia, imperfección, posibles y accesibles a nuestros sentidos. En su estado opuesto está el mundo de las ideas, que para Platón era el mundo de las cosas originales, inmutables, perfectas y superiores; este es el mundo real, en el cual se encontraba el verdadero ser y la realidad absoluta. Esta postura se complementa con la idea de que el conocimiento solo es posible por medio de la razón, que es el único medio para alcanzar a los seres inmateriales. Por medio de la razón se alcanzaba entonces el grado máximo de conocimiento, el cual, a su vez, se encuentra en el hombre de manera innata, pues lo trae consigo del mundo de las ideas; así, el alma, por medio de reminiscencia, conoce los objetos que le rodean.

La filosofía, como disciplina, se encuentra para Platón en el mayor escalafón, de tal manera que son los filósofos quienes pueden gobernar una Ciudad-Estado, pues el perfil del filósofo es equilibrado y apto para conocer las medidas justas y alcanzar la virtud. 


Además de los grados del bien, Platón divide el alma en tres partes, a saber: alma racional, alma irascible y alma concupiscible. El alma racional se encuentra relacionada con el cerebro, guiada por la razón, siendo por ello prudente. El alma irascible está relacionada con el corazón, cuya guía conduce al guerrero con fortaleza; y el alma concupiscible, relacionada con el abdomen, y significa templanza. La teoría de las ideas es en sentido estricto sobre las formas. Platón entiende el bien y la justicia como dos tipos de formas. 

En el libro VII de la República, Platón narra el mito de la caverna, en el que intenta demostrar la validez de cuanto ha expuesto. Plantea que dentro de una caverna oscura hay unos hombres encadenados, orientados hacia la pared del fondo de la misma. En el lado opuesto, y de espalda a ellos, hay una entrada, por la que penetran los rayos del sol que proyectan la luz y las sombras sobre el fondo. Platón nos explica que la realidad auténtica para los encadenados serían las sombras que ellos han visto durante toda su vida proyectadas sobre la pared, y que si uno de ellos fuera liberado de las cadenas y viera los rayos del sol, daría cuenta de que la realidad no son las sombras sino aquello que se interpone entre la pared y la luz que penetra por la entrada.


Sappho and Alcaeus, (1881), Lawrence Alma-Tadema. Tomado de: https://en.wikipedia.org/wiki/Sappho_and_Alcaeus#/media/File:Sir_Lawrence_Alma-Tadema,_R.A.,_O.M._-_Sappho_and_Alcaeus_-_Google_Art_Project.jpg

En el caso que intentara explicar todo ello a los encadenados, éstos, posiblemente, creerían que, a raíz de su liberación, se había vuelto loco. Haciendo un paralelismo de todo ello con la vida del ser humano, Platón quiere dar a entender que el mundo que captamos a través de los sentidos es como las sombras que ven los encadenados. Solo el alma sería capaz de ver la autentica realidad, como así le ocurrió al que fue liberado de sus cadenas. El alma nos libera, pues, de la apariencia a la que nos tienen sometidos los sentidos. El conocimiento es, por tanto, una liberación de este mundo, el de los sentidos, y nos sitúa en el ámbito de la auténtica realidad: el mundo de las ideas.


Apotheosis of Homer, (1827), Jean Auguste Dominique Ingres. Tomado de:  https://es.wikipedia.org/wiki/La_apoteosis_de_Homero

En su dialogo el Banquete, se nos habla de la belleza, el amor y el eros. En este banquete aparece la figura de Diótima de Martinea, quien tiene una conversación sobre la naturaleza del amor con Sócrates. Se nos describe a Eros como un cazador; también se define al amante como aquel que siente deseo y al amado como aquel que desconoce el deseo del amante hacia él. Esta relación entre amado y amante es de carácter pedagógico. En este diálogo, uno de los comensales, Aristófanes, plantea el mito del andrógino; Eriximaco plantea el Amor Physis. Algunas de las conclusiones del diálogo conducen a que el amor es una manía, que Eros es un dios guiado por una locura divina; que el amor se da en una relación de pederastia. Sin embargo, en otro diálogo escrito por Platón, Fedro, se nos indica que la manera para conocer el amor es mediante el conocimiento del alma humana.

En el Banquete, además, se habla de los escalones de Eros, niveles de ascendencia: primero, el cuerpo; segundo, el alma; tercero, las leyes; cuarto, las costumbres; quinto, la ciencia; sexto, la idea de belleza. De estos escalones se comprende que de lo sensible se asciende a lo inteligible. Existen, además, dos tipos de Eros: Eros Uranio y Eros Pandemos; del mismo modo, dos tipos de Afroditas: Afrodita Urania y Afrodita Pandemos. Cada Eros tiene cualidades contrapuestas al otro, en el caso del Eros de Afrodita Pandemos se caracteriza por ser ordinario, vulgar; el amor de este Eros es hacia el cuerpo y no hacia el alma, se inclina a dar amor a los menos educados (recordemos que el amor en esta época de Atenas se caracteriza por una relación de pedagogía). El Eros de Afrodita de Urania es el eros del amor de los mancebos, masculino, y se inclina a amar a los más fuertes por naturaleza. De tal manera que el amante educa al amado.


Referencias bibliograficas

Platón (1981). Diálogos. I. Apología. Madrid, Gredos.
___________. Diálogos. III. Fedón. Madrid, Gredos.
___________. Banquete. Madrid, Gredos.   
___________. Diálogos. lV. República. Madrid, Gredos.