lunes, 21 de agosto de 2017

La Ciudad incendiada de Ludwig Meidner desde la estética de Theodor Adorno


 
Autor: Meidner, Ludwig. Título: Ciudad incendiada. Año: 1913. Material: Óleo sobre lienzo. Tamaño: 66,5 x 78,5 cm. Ubicación: Saint Louis Art Museum. 


Ciudad incendiada es, considerada por innumerables artistas, parte integral del movimiento artístico expresionista. Ludwig Meidner fue un pintor alemán (1884-1966) que vivió y se formó intelectualmente en los contextos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. En sus obras se exalta la violencia y la idea del dinamismo y la agitación, tal como podemos observar en la mayoría de sus pinturas. La obra que se presenta fue realizada un año antes de que explotara la Gran Guerra, y en ella se expresa la angustia y el caos de la sociedad alemana de la preguerra. Su contenido es caótico, relevante en tanto la relación que se puede trazar con los planteamientos estéticos de Theodor Adorno. A este respecto, en un primer momento, puede ayudarnos el libro de Toby Clark, titulado Arte y propaganda en el siglo XX, con el fin de conocer el contexto histórico en que la obra se sitúa. Clark escribe: “Entre las ciudades europeas, la expansión de Berlín desde finales del siglo XlX fue lo suficientemente rápida (…) Su población, de un millón de habitantes en 1880, había aumentado a más de dos millones en 1910 (…) El ambiente de inestabilidad aguda queda expresado en la pintura de Ludwig Meidner (…) Por entonces, Meidner andaba a vueltas con los temas apocalípticos; con su imaginación pintó la ciudad bombardeada, incendiada, o simplemente explotando de forma espontánea.” (Clark, 2000, p. 21).  

Vemos que Meidner muestra las condiciones y los miedos que provocaba la ciudad en la Alemania de comienzos del siglo XX; cabe mencionar que el artista lo expresa como representación y no como una imitación del acontecer diario, es una imagen de aquella neurastenia y crecimiento poblacional descontrolado. Adorno se referiría a tal condición en el sentido de que lo importante de las obras es que, a partir de su estructura formal, dicen algo respecto a su contenido. También Elena Oliveras escribe: “(…) el “contenido de verdad” [en este caso la pintura] es la cristalización de la historia en las obras. El arte es escritura de la historia (…)” (Oliveras, 2004, p.305). La ciudad incendiada no reproduce un contexto específico, sino que lo expresa formalmente, ello mediante técnicas y medios que el autor ha podido desarrollar. 

La pintura muestra una ciudad aturdida y sin rumbo, estremecida en sus mismas bases, pudiendo transmitir una sensación de inconformidad. Para Adorno, conocemos, existe la preocupación constante de salvar la autonomía del arte sin separarlo de su aspecto social, de allí que –tal y como nos muestra la pintura de Meidner más allá de la marca individual, el artista se convierte en representante de un sujeto social, de algo que aconteció en un momento determinado de la historia. Esta preocupación la encontramos también en artistas como George Grosz, con su ejemplo de Metrópolis (1916):

 
Autor: Grosz, George. Título: Metrópolis. Año: 1916. Material: Óleo sobre lienzo. Tamaño: 100 x 102 cm. Ubicación: Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid).

La Ciudad incendiada es testimonio de lo real sin que, al mismo tiempo, sea presentado como tal. La importancia que tienen las ideas expuestas por Adorno son de gran valía, pues obras como Ciudad incendiada o Metrópolis pueden ser de mayor provecho para una conversación con la obra de arte, pudiendo dejar de lado aquellos silencios comunes, salvando los que no necesariamente son de incomprensión, en exposiciones y museos.

Referencias bibliográficas.

Adorno, Theodor. (1983). Teoría estética. España: Ed. Orbis.
Clark, Toby. (2000). Arte y propaganda en el siglo XX. Madrid: Ed. Akal.
Oliveras, Elena. (2004). Estética. La cuestión del arte. Buenos Aires: Ariel. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario